En la antiguedad, casa cultura tenía su propia bebida alcohólica. Y nuestra cultura adoptó varias de esas bebidas que hoy en día compiten en el mercado. El whisky, el conag, la grapa, la vodka, el ron.
En todos estos casos el proceso de fermentación es el mismo: se inocula una solución de azúcares con levadura, y se mantiene cierto tiempo a temperatura adecuada para que la levadura haga su trabajo, transformando el azúcar en el acohol y en anhídrido carbónico, que hace que el caldo burbujee, se separa la masa de levadura y algunas impurezas y se deja descansar la bebida.
El caldo que se somete a la fermentación es, en el caso del vino, el jugo de uva. En el caso de la cerveza, la cevada se debe transformar con anterioridad, ya que el hidrato de carbono del cereal es fundamentalmente el almidón. La fermentación se logra por la acción de la malta.
